
Alemania: Giro político y medidas para reactivar su industria
La economía alemana lleva dos años en contracción. En 2024 su economía se contrajo un 0,2%, fruto en buena medida de la situación que atraviesa su industria, principal locomotor de su economía. Esta es consecuencia de factores tanto estructurales como coyunturales. Alemania apostó por la energía barata proveniente de Rusia. El inicio de la guerra en Ucrania y el previo abandono de la energía nuclear dispararon los costes energéticos de la industria, especialmente de los sectores más electro-intensivos.
Tras la crisis del 2008 y la caída de la demanda en Europa, Alemania giró hacia China, exportando automoción, electrodomésticos y maquinaria. Pero en los últimos años, China ha pasado de ser importador a reforzar su industria, producir y aumentar sus exportaciones de bienes industriales. En el caso de la automoción, en los últimos cuatro años, China no sólo importa menos vehículos alemanes, sino que produce y exporta más vehículos eléctricos, y además los vende en Europa, compitiendo directamente con los fabricantes alemanes. Como consecuencia, algunas plantas de fabricantes alemanas ya están anunciando cierres en Europa. A esto hay que añadir la guerra comercial con China y las medidas que pueda imponer Estados Unidos a los productos europeos, ambas con efectos muy negativos para la exportación alemana.
La política alemana de contener su nivel de deuda tras la crisis financiera de 2008 ha supuesto una falta de inversión en infraestructuras, investigación y desarrollo, y especialmente en áreas de digitalización y tecnologías emergentes en comparación con otras economías avanzadas. A esto se suma una burocracia compleja y excesiva que obstaculiza la creación de nuevas empresas y la expansión de las existentes. Las empresas alemanas se enfrentan también a la falta de personal especializado y mano de obra calificada que impide el crecimiento industrial.
A esta situación tendrá que dar respuesta el nuevo gobierno que se forme tras las elecciones del pasado 23 de febrero. Tras la victoria de los conservadores de la CDU-CSU y el auge de la extrema derecha de AfD que obtuvo el 20% de los votos, se espera que el partido de Friedrich Merz forme gobierno con el Partido Socialdemócrata (SPD).
Prima la celeridad para formar gobierno y tomar las medidas necesarias para que Alemania vuelva a ser uno de los motores de la economía europea, y hacer frente a los retos y el momento histórico al que ésta se enfrenta, tanto internamente como en materia de política exterior. Desde el partido ganador ya se han anunciado algunas propuestas que incluyen la bajada de impuestos tanto del impuesto de sociedades (del 29,9% actual al 25%) como el IRPF para aliviar las cargas fiscales de los ingresos medios. Se propone también incrementar la desregulación y simplificar la burocracia y los trámites administrativos, con el fin de agilizar la actividad empresarial, así como aumentar la inversión en I+D para impulsar la innovación y el desarrollo de nuevas tecnologías. El nuevo gobierno habla también de revisar la regulación medioambiental si bien plantea mantenerse firme en el cumplimiento de la agenda 2030 e impulsar las energías renovables, lo cual pasa también por invertir en infraestructuras y tecnología.
Las medidas no se están haciendo esperar y ya hay un principio de acuerdo para superar la que parecía ser una de las barreras más importantes: eliminar el citado “freno a la deuda”, recogido en la Constitución desde 2009, lo cual va a permitir incrementar la inversión en infraestructuras a través de un fondo de 500.000 millones de euros en los próximos años que estará exento del límite y aumentar también el gasto en defensa e invertir en su industria armamentística para superar claramente el 1,2% del PIB alemán actual.
Esta medida supone un claro giro en su política presupuestaria, y es un signo claro de que Alemania entiende el reto al que se enfrenta y del papel que debe tomar como motor económico e industrial en Europa. A nivel europeo, el plan “ReArm Europe” que acaba de anunciar Von der Leyen apunta en la misma línea.
El futuro inmediato de la economía alemana es muy importante para Navarra. Es nuestro segundo mercado de exportación y la presencia de empresas multinacionales en nuestro territorio y el peso del sector de la automoción en nuestra industria son muy importantes. Y por ello, es importante prestar atención a las medidas propuestas en Alemania para relanzar su industria y volver a subrayar que éstas son las que desde la Cámara de Comercio hemos venido destacando para nuestra industria: inversión en infraestructuras, innovación y digitalización, el conocimiento y talento, la reducción de las cargas burocráticas y administrativas, y un marco fiscal apropiado para reducir los costes empresariales y potenciar la captación de inversión y talento.
Al igual que las alemanas, las empresas navarras se enfrentan a la competencia y la guerra comercial de China y Estados Unidos. Ante esto sólo cabe reforzar nuestra competitividad, lo cual requiere apostar por políticas de competitividad de largo plazo sobre la base de los activos con los que cuenta Navarra.