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Brexit

Bréxit al fin

 

 

Después de tres años y medio desde que el Reino Unido anunciara que dejaba la Unión Europea, finalmente su salida ha tenido lugar este viernes, 31 de enero de 2020, tras el visto bueno del Parlamento Europeo el pasado miércoles 29. El proceso ha estado sembrado de altibajos, incertidumbres, negociaciones fallidas y votaciones que en determinados momentos no dejaba claro cuál sería el modo en el que se produciría el Brexit.

Se produce la salida con un borrador de acuerdo entre los dos bloques sobre la mesa. Ahora bien, eso no quiere decir que ya esté todo hecho. Al contrario, queda este año para que ambos bloques acuerden los términos del acuerdo que regirá la relación futura entre ambos bloques. Ahora es, si cabe, cuando empieza la verdadera negociación, donde ambas partes tendrán que establecer sus prioridades, líneas rojas y buscar ámbitos de consenso. Todo en un plazo record, sobre el que la UE ya ha expresado que no será suficiente. Aunque no sería la primera vez que los británicos y su primer ministro Johnson se desdicen de algo anteriormente prometido, ya han dejado claro que con acuerdo o sin él, la negociación no se extenderá más allá del 2020.

Hay dos reflexiones sobre el Brexit. En primer lugar, sobre la economía y la incidencia de la marcha del Reino Unido sobre el resto de socios, y especialmente nuestras empresas. En este ámbito, en lo que se refiere al comercio de mercancías y bienes entre el Reino Unido y la UE, ninguno de los dos bloques tiene en interés en establecer barreras, arancelarias y no arancelarias que lo entorpezcan. El 53,7% de las importaciones del Reino Unido (unos 673.000 millones de dólares) provienen de Europa, el 70% de los cuales son productos manufacturados. En las múltiples jornadas y declaraciones de representantes británicos en estos tres años y medio, el mensaje ha sido de incertidumbre pero también de voluntad de facilitar las relaciones comerciales entre ambos bloques tras la salida. Quizá este no sea el mayor escollo del acuerdo al que ahora deben llegar las partes. Será necesario regular y llegar a acuerdo en materia de transporte, seguridad, servicios financieros y empresariales, movimiento (y derechos) de personas y trabajadores, y un elevado número de ámbitos en los que ya no aplicará la normativa comunitaria. Según la UE, demasiado para un periodo tan corto de tiempo. Según el gobierno encabezado por Johnson, no tienen intención de negociar más allá del 31 de diciembre de este año. Por tanto, puede decirse que la incertidumbre sobre cómo será la salida “definitiva” del Reino Unido se mantendrá a lo largo de este año.

Pero en segundo lugar, es muy importante la variable política, en un momento en el que el sentimiento euroescéptico ha aumentado en países miembro tan importantes como Italia y Francia, que ahora podrían tener ahora más peso tras la marcha de los diputados británicos de las instituciones. Existen diversas interpretaciones, pero que una de las principales potencias europeas escenifique de manera tan vehemente su deseo de dejar la UE (y lo haga) no lanza un mensaje positivo sobre Europa. Para muchos, la salida del Reino Unido es un signo de la debilidad y fragilidad del proyecto europeo. No es una buena noticia que el Reino Unido deje la Unión Europea pero debe ser un incentivo para que nuestros dirigentes europeos analicen y trabajen para reforzar el proyecto europeo.

A nivel internacional asistimos a una transformación del orden mundial, en el que el este asiático va a seguir ganando hegemonía como potencia económica y política. Son muchos los retos que ya están sobre la mesa: el medioambiental, energético, la revolución tecnológica y su efecto en la vida de las personas y trabajadores. Europa se ha posicionado en algunos de ellos y en otros tiene tareas pendientes como el impulso de la innovación, el desarrollo tecnológico o la inmigración. Pero a todas ellas, se dará mejor respuesta como bloque, con determinación y sin brechas. El Brexit será “positivo” si como europeos aprendemos de ello y sirve para reforzar el proyecto europeo.