Ahora, los emergentes
Las importantes caídas de las bolsas mundiales el pasado lunes 24, con el epicentro en China, se han convertido en el foco de atención de la economía mundial estos días. Resulta complicado valorar si la magnitud de la caída, y por tanto del miedo de los inversores, es acorde y puede ser una indicación de los efectos de la ralentización de la economía china sobre la economía mundial.
Cuando ocurren estos días negros, en términos bursátiles, y especialmente en este caso, surge la duda de por qué el miedo o la incertidumbre irrumpe en los parqués en un día concreto que, por otra parte, aparentemente, no es diferente del anterior. Y esto es así porque si atendemos a las explicaciones que dan los entendidos y los analistas, el miedo al efecto de la ralentización china sobre la economía mundial o la caída del precio del petróleo y sus consecuencias, no es nuevo. La economía china lleva desacelerándose desde el 2010. Ese año, creció el 10,4% y el año pasado no llegó al 7,5%. La caída de la demanda mundial y las propias medidas establecidas por el gobierno chino entonces para enfriar su calentamiento, la aparición de burbujas en determinados sectores como el inmobiliario y reducir la inflación, así como reformas para restructurar la economía un modelo de crecimiento basado en mayor medida en el consumo interno y el sector servicios, sitúan a China en la senda del enfriamiento que hoy observamos. En los últimos meses, tanto los indicadores de producción industrial como de consumo minorista apuntaban a nuevos descensos, por lo que las previsiones de crecimiento para este año y el próximo se sitúan por debajo del 7%, y por tanto, un claro freno con respecto a las cifras de hace cinco años.
Sin embargo, que se viese venir no implica que el dato, no sea importante. China es la segunda economía del mundo, principal exportadora e importadora y, por tanto, tiene un peso clave sobre el comercio y la economía mundial. El menor crecimiento de la economía china supone una menor demanda de “commodities” y energía, especialmente petróleo, lo cual repercute en su precio y en las economías de las principales países exportadores de petróleo, lo cual es el segundo ingrediente de preocupación sobre la economía mundial.
En clave local, y pensando en el posible efecto que esta situación puede tener sobre la economía navarra, ésta hay que verla no tanto en términos directos sino más bien, el posible efecto indirecto que un freno de la economía mundial pudiera tener sobre nuestra economía. Las exportaciones a China apenas suponen un 1% del total que se concentra, como se sabe, principalmente en la zona euro. Pero es a través de esta importante relación con algunos países europeos como Francia, Alemania, Italia o Reino Unido por donde podría venir el freno para nuestro sector exterior, y con ello, nuestra economía. Nuestros principales socios europeos se verían afectados por una caída de las importaciones chinas, dado que el país asiático supone una parte importante de las exportaciones extra-comunitarias de estos países, y con ello, y de manera indirecta, nuestra economía.
Pero además de China, conviene también apuntar que la desaceleración no se observa sólo en el gigante asiático, sino que afecta también a otros dos países de los denominados BRIC. La situación de las economías de Brasil y Rusia es menos alentadora si cabe, dado que las previsiones son de claro decrecimiento para las dos este año y también para el año que viene en el caso de Rusia.
Por tanto, esto dibuja una clara situación de menor crecimiento para la economía mundial en los próximos años. Por una parte, las economías desarrolladas no se han recuperado todavía de la crisis financiera de 2008. En EEUU genera cierta incertidumbre el efecto que podría tener una subida de tipos de interés y Europa crece muy tímidamente, limitada por sus problemas para avanzar hacia una verdadera unión económica, y todavía centrada en el “caso griego”.
Por otra parte, si en 2009 el elevado crecimiento de las economías emergentes contrarrestó la caída de las economías desarrolladas motivada por la crisis financiera, ahora pierden fuerza, lo cual nos lleva a un escenario de crecimiento moderado y contenido a nivel mundial para los próximos años. Sin embargo, esperamos que el lunes negro del pasado 24 en las principales bolsas mundiales no tenga réplica ni sea un aviso del futuro de la economía mundial en los próximos años.